sábado, 13 de junio de 2015

Miquel Bayona: El mariscal


La historia de este jugador es de esas que como entrenador se te quedan marcadas por la cantidad de veces que ves como se supera un ser humano para practicar algo que lo mantiene vivo: jugar al fútbol. Hoy os presento un ejemplo de pasión, de vida, de ganas por jugar siempre, hoy la cosa va de centrales, de elegancia, de clase. Ante todos ustedes, Miquel Bayona: El cielo es el límite. 

En el mundo del fútbol siempre se puede ver como hay una cantidad de jugadores infinita, y estos se clasifican (o yo al menos los he clasificado siempre) por lo que son, así pues nos vamos a encontrar con jugadores que luchan y no llegan, con jugadores que pasan desapercibidos y sin destacar, con jugadores que trabajan y llegan, con jugadores que viven de su talento sin realizar ningún esfuerzo por querer ir a más y luego están esos jugadores a los cuales sin saber por qué las lesiones les privan de mostrar su clase, pero son estos jugadores los que muestran cada día, tras superar sus lesiones graves, que están hechos de otra pasta, que son diferentes. Notas que hay algo en ellos que te inspira confianza, que te transmiten su pasión por este deporte y que tratan de superar sus lesiones y a la vez a sí mismos para volver a ser "el de antes". Y para mi, a mi entender, Miquel ese de ese tipo de jugadores, y lo será hasta que él decida poner punto y final a su carrera. Para poneros al corriente de lo que digo os mostraré quien era Miquel Bayona cuando yo llegué al Sabadell.

Corría el año 2013, era Septiembre, y en los entrenamientos (como he dicho en otras ocasiones) me quedé alucinado con uno de los centrales (sinceramente todos eran de un nivel muy elevado). Este central con el que "flipé" era Miquel, o Miki como le llamábamos algunos, porque era un maestro. Un maestro en el robo de balones con una limpieza impropia de un defensa, un maestro sacando el balón con criterio, un maestro superando delanteros, con ese porte, con esa elegancia que le caracteriza, con ese golpeo seguro tanto con su pierna derecha como con la cabeza. Miki era un mariscal. Y no era fácil serlo, por que "El mariscal" venía de jugar muy pocos minutos en su última temporada como cadete. Ese hecho pudo hacer que su carácter cambiase, que viese su juego afectado por su poca continuidad, que no tuviese confianza en si mismo ni en sus posibilidades. Pero no fue así, y es que Miki no es así. 
Comienza la temporada, y sabéis quien consiguió disputar el puesto a "El Kaiser" (Rubén) y a "La calidad como cualidad" (Marc López) ???? pues si, "El Mariscal" entraba en acción, y lo hacía como sabía, de la manera en que él entiende el fútbol: Con paciencia, elegancia y con clase, con mucha clase. De esta manera tuvimos que hacer rotaciones en los centrales porque esos 3 cabrones (con perdón de la expresión) nos lo ponían tan difícil que todos se merecían jugar. Así que rotamos, para ser justos y porque nos funcionó desde el primer día.

La temporada avanzaba rápido, Miquel evolucionaba a mejor cada día más, pero llegó un día, que le marcó y que me marcó. Era final de Febrero, o primeros de Marzo, no recuerdo la fecha con exactitud, pero recuerdo el partido y el momento. Sabadell Nord - Sabadell. Partido de juveniles, 6 de la tarde si no me falla la memoria. Miquel lucía en aquel partido sus Adidas Predator de color rosa, las que iban a lucir los jugadores en el mundial de fútbol de 2014, nunca le convencieron demasiado porque no le gustaban los tacos triangulares que llevaban(recuerdo la conversación que tuvimos semanas antes de que comprase este modelo y las dudas que tenía). El partido transcurría normal, y entonces, en la segunda parte, un central del Sabadell Nord lanza el balón a banda, el balón va alto, pero el punta consigue bajarlo y intenta girarse. Ahí, detrás de él, se encontraba "El marsical" apretando con todo al punta. y entonces cuando iba a robarle el balón, Miquel realiza, lo que dentro del mundo del fisio se conoce como un movimiento de "Valgo", o lo que es lo mismo, el ligamento lateral anterior cede al no poder absorber el apoyo que realiza el jugador y hace que la rodilla se desplace hacia adentro rompiendo así el ligamento lateral interno. Yo estaba en la grada, y me llamaréis ventajista, pero sabía que algo no pintaba bien al ver a mi jugador quieto, en el suelo, llorando de dolor. Miki se marchó al vestuario por su propio pié, pero la rodilla ya estaba maltrecha. Yo fui corriendo al vestuario, y cuando entré lo vi derrotado. Estaba con los ojos llorosos, rabioso y preguntándose "por qué?!". Recuerdo que tuvimos una conversación de la cual solo desvelaré que él me dijo:" he notado que algo se rompía...". Mi cara fue de estupefacción. No me lo podía creer, no quería creerlo. Días más tarde, y tras varias consultas a varios médicos se confirmaban los peores presagios: Rotura del ligamento cruzado anterior y interno. Se acababa la temporada para él.

Fue un palo muy duro, el vestuario quedó resentido, pero tras ver a Miquel animándonos a nosotros es cuando te das cuenta de la grandeza de "El mariscal". Estaba roto por dentro, pero él no iba a transmitir ese dolor a sus compañeros. Cuando lo operaron nos presentamos en el hospital por sorpresa los capitanes del equipo, Sergi Caldés, Dani y un servidor. La cara de Miki nunca se me olvidará. Menuda cara de sorpresa y de agradecimiento. Éramos un equipo, y una vez más mostramos nuestra unión en ese momento. 

Pero esto no terminó aquí, tras volver de esta lesión con un esfuerzo enorme y conseguir sentirse futbolista de nuevo, a los pocos meses y ya durante la siguiente temporada, "El Mariscal" sufre un esguince en la rodilla "buena". Saltan las alarmas porque los síntomas eran muy parecidos a los de la vez anterior, pero todo quedó en eso, en un esguince de rodilla. Meses más tarde, Miki vuelve a recibir un golpe de lo más duro, se vuelve a romper, esta vez de la rodilla contraria... Menudo zarpazo de raíz a su progresión y a sus ganas de jugar. Pero Miki es duro como una piedra, es incansable y su ilusión por jugar al fútbol nunca se irá. De hecho, a día de hoy no hace más que pensar en volver a ser el de antes, en volver a disfrutar de esto, por que él sabe igual que muchos otros que en este deporte el más afortunado no es el que vive de ello, si no el que lo disfruta, y Miquel es de esa clase de personas, por algo Miki es "El mariscal".

Mike, des d'aquí gràcies una vegada més per estar al nostre costat, pero mostrar-te sempre dur i amb ganes de treballar i aprendre. Mai et puc agraïr la teva dedicació i implicació amb aquest equip. Gràcies a jugadors com tu, els equips passen a ser una familia.
Una abraçada gran, i recorda sempre això:" juguis on juguis, estiguis on estiguis, fes-ho com saps, fes-ho com "El Mariscal".