Oscar Jaén Hernández... a nadie os suena? no? seguro? vale vale,
quizá es que no os han hablado de él por las expectativas que
genera (que mala es la envidia de aquellos que te dejaron marchar), pero para eso estoy yo aquí, para dejaros constancia de quien este animal con el cuerpo de un mosquito.
Hablar de Oscar es hablar de pasión, de amor por un deporte (a veces injusto) el cual se convierte en algo más que eso y pasa a ser tu razón de ser.
El señor del cual os hablo hoy es alguien que vaya donde vaya siempre será querido por aficionados, compañeros y cuerpo técnico ya que no hace otra cosa que no sea luchar, trabajar y luchar.
Si, es cierto que no mide 1,83cm, ni destaca por su físico pero destaca en lo más importante: en el trabajo.
Cuando me pongo a pensar en lo que puedo escribir sobre Oscar me vienen a la cabeza muchos recuerdos y es que difícil no ver a este "mosquito" (como lo llama el gran Cata
picando a su victima una y otra
vez hasta dejarla muerta.
Imaginaros que sois lateral izquierdo (como él), y que físicamente no sois un portento
, sin embargo técnicamente resulta ser un jugador fino, y además la velocidad (tanto de ejecución como de pensar) es un punto fuerte en tu juego, y claro, llegas a la etapa de Juvenil y te toca jugar contra muchachos que tienen 19 años y que te sacan 2 cabezas. Para esa gente tu vas a ser su primera víctima porque eres el enano
del grupo, el pequeño y a ese hay que machacarlo por si le da por crecer, pero lo siento mucho por todas las familias de aquellos jugadores que trataban de abusar de este "enano": su corazón es de hierro y puede contra todos vosotros.
Al Sr. Oscar le he visto corriendo la banda de arriba a abajo una y otra vez, sin descanso, si
parar, picando a su rival
en cada internada, descolocando la línea defensiva rival con esos centros envenenados que llevan una rosca digna del mismísimo Beckham. Hablando claro: metía unos centros acojonantes. Y os preguntaréis: "pero siendo tan pequeño en ataque aún puedes hacer alguna cosa, pero defendiendo debe ser un coladero...". ERROR!!!! Ese es el tópico que más gracia me hace.
Queréis que os diga lo que hace en defensa? Poner una barrera. Este lateral/interior/extremo izquierdo (porque encima es polivalente y se adapta a las necesidades del equipo) hace que su carencia física se convierta en una virtud y ahí radica su éxito. Ser capaz de convertir una carencia en una virtud es lo más difícil que existe porque normalmente ese problema se hace demasiado grande y convierte al jugador en alguien a quien señalar tras un error, pero eso con Oscar no es así.
El sabe que su carencia es su
físico, y suple esa carencia con
ser alguien duro, con no tenerle miedo a ningún jugador del equipo contrario y entonces consigue hacerse fuerte con acciones defensivas propias de un veterano: se anticipa a su rival (que mide mucho más que él), lo provoca, le disputa todos los uno contra uno con una fuerza impropia de un chaval de sus
características físicas. Yo he visto a este chico desquiciar a un rival hasta tal punto que lo han llegado a golpear sin tener él el balón. Sabéis como se llama ese gesto? Impotencia. Cuando tu rival tiene impotencia está mostrando que es peor que tu, que le has ganado la partida, que tu eres mejor que él y eso hace que Oscar Jaen se convierta en un gigante con el cuerpo menudo.
Puede parecer que no soy imparcial, pero durante las primeras semanas en
el primer año de juveniles, el padre
de este fenómeno, el Sr. Jesús Jaén, ya me dejó entrever lo que podía esperarme de su hijo: "Mira, Oscar es todo corazón y por eso puede ponerse al mismo nivel que cualquiera. Por huevos y por trabajo, nadie le va a ganar.". Y con esa frase me quedé. Y con poco tiempo este chico me demostró que las palabras de su padre eran ciertas de cabo a rabo.
Por otro lado, este jugador es quien es en parte por su carácter y sobretodo por su corazón y lealtad. Tal es así que era uno de los capitanes del equipo y una de las voces autorizadas dentro del vestuario. Por lo tanto no estamos hablando de un cualquiera. Hablo de un chico que ha forjado su juego y su carácter a partes iguales y de manera conjunta, y que es quien es por como trabaja y por la intesidad y ganas de mejorar que pone en cada minuto de entrenamiento y de partido.
Para ir acabando, y antes de dar las gracias, quiero decir que encima que tiene todo eso Oscar es alguien leal hasta el final. Ha dado siempre la cara por este equipo, se ha encarado con quien era necesario y a compañeros y cuerpo técnico le ha mostrado una lealtad que se ve en pocas personas.
Desde aquí, y desde la amistad y el respeto que te tengo (y que te has ganado), mil gracias. Por todo, por luchar, por estar con nosotros, por dar la cara, por pedirnos el cambio cuando no podías más, por matar por los tuyos y por ti.
No te voy a desear suerte, porque la suerte es para los mediocres. Te deseo el mayor de los éxitos tanto en la vida como en el fútbol. Sigue trabajando, sigue demostrando que si quieres, puedes.
Yo te recordaré como lo que eres, Oscar: el futbolista con el corazón de hierro.
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